No hagas suposiciones advierte el tercero de Los cuatro acuerdos.

Es bastante frecuente que imaginemos cosas y sucesos, en vez de preguntar o pedir una aclaración. Lo peor de todo, es que damos crédito absoluto a nuestras suposiciones, convirtiéndolas en certezas. Esas certezas, que suelen ser negativas, nos llevan a estados de ánimo no deseados, a sufrimiento. A sentir rencor por personas que ni siquiera hicieron nada para merecerlo. También, casi siempre, a reacciones desmedidas. Ya que las suposiciones se retroalimentan, haciendo un auténtico drama de un hecho sin importancia.

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El peligro de suponer

¿Cuántas veces te enfadas con alguien porque no hace lo que tú esperas que haga? Si te paras a interpretar esta situación, tu enfado viene de tu suposición de que él debería conocer tus necesidades. ¿Qué te hace creer que esa persona conoce tus pensamientos? ¿Acaso es adivino? ¿No sería infinitamente más sencillo exponerle nuestros deseos y necesidades?

Desde luego que sí, pero no lo hacemos porque sentimos miedo. Miedo a que nos diga que no, a que no cumpla nuestras expectativas. Si partimos de la base de que “debería saber lo que necesito” y no lo cumple, podemos permitirnos enfadarnos con esa persona. Mientras que, si se lo pedimos y nos lo niega, lo que sufrimos es un rechazo frontal. Y rechazo equivale en nuestra mente primaria a no ser amados. Y nosotros queremos que nos amen, por encima de todo.

No hagas suposiciones

Autor: Unsplash de Pixabay

Suponer crea expectativas

Tensiones parecidas surgen cuando las personas no hacen las cosas del mismo modo que las haríamos nosotros. Presuponemos que la forma correcta de hacerlas es la misma para todo el mundo ,cuando nada más lejos. “Suponemos que todo el mundo ve la vida del mismo modo que nosotros. Suponemos que los demás piensan, sienten, juzgan y maltratan como nosotros lo hacemos. Esta es la mayor suposición que podemos hacer, y es la razón por la cual nos da miedo ser nosotros mismos ante los demás, porque creemos que nos juzgarán, nos convertirán en sus víctimas, nos maltratarán y nos culparán como nosotros mismos hacemos.

De modo que, incluso antes de que los demás tengan la oportunidad de rechazarnos, nosotros ya nos hemos rechazado a nosotros mismos. Así es como funciona la mente humana.” asegura el Dr. Miguel Ruiz en su libro. Para mí, es uno de los párrafos más contundentes de todo el texto y verme reflejada en él me produjo un sentimiento absolutamente devastador.

También hacemos suposiciones sobre nosotros mismos, sobrevalorándonos, o infravalorándonos si no conseguimos nuestro propósito. Quizá por no habernos hecho preguntas antes sobre lo que realmente queríamos y si verdaderamente era nuestro deseo lograrlo.

Las suposiciones en las relaciones nuevas

Iniciar una nueva relación es un momento muy propicio para hacer suposiciones, con demasiada frecuencia erróneas. Pensando que, seguramente, el proyecto de esta persona es el mismo que el tuyo. Que ahora se comporta así pero lo más probable es que, con el paso del tiempo, se comporte como tú esperas. Y muchas otras cosas más. El riesgo de preguntar implica que se derrumbe ese castillo mágico de enamoramiento que estamos levantando.

Atrévete a preguntar y no hagas suposiciones

La única forma de desterrar las suposiciones es aclarando y para eso hay que preguntar. Pregunta lo que necesites, las veces que haga falta, sin miedo! Tienes derecho a preguntar, saca tu voz y haz que la escuchen. Asume que puedes recibir un “Sí” o un “No” y ambas serán válidas y aceptables. Todo el mundo tiene derecho a decir que no a tus peticiones, del mismo modo que tú tienes derecho a preguntar. Al igual que también tienes derecho a decir “Sí” o “No” a las preguntas y peticiones de los demás.

Es necesario que tú sepas lo que quieren los demás y que los demás sepan lo que quieres tú, si deseamos evitar tormentas mentales. Practica este acuerdo, no hagas suposiciones, siempre que te sea posible, hasta que quede instaurado como tu forma natural de comunicarte.

Puedes leer aquí los demás acuerdos: “Sé impecable con tus palabras”, “No te tomes nada personalmente” y “Haz siempre lo máximo que puedas”