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Si piensas en una navaja, seguramente pensarás en un instrumento hostil. Quizá hasta sientas rechazo.

Pero si piensas en una navaja suiza, lo más probable es que lo veas como una herramienta útil, versátil, con múltiples posibilidades en un solo instrumento.

Pues hay personas que son (somos) así. Ahora se nos llama Multipotenciales.

Siempre digo que las etiquetas tienen su lado bueno, porque a veces dan paz. Te ayudan a entender porqué haces y piensas cosas que “se supone” que no deberías hacer o pensar.

Vaya, resulta que no estoy loca.

Todo bien.

No soy un culo inquieto, no soy una inconstante… Resulta que soy multipotencial.

Mola.

Cómo descubro que soy multipotencial

Te voy a contar cuándo me di permiso para serlo. Y te lo cuento hoy porque justo hace un año por estos días.

Sabes que me dedico al coaching desde 2015.

Me apasiona.

Me hace feliz.

Adoro lo que hago.

Mi profesión da sentido a mi vida, y no es una forma de hablar.

Siempre seré coach porque ya forma parte de mi identidad. Tengo muchas herramientas y es mi responsabilidad y compromiso compartirlas con los demás.

Si algún día echo la persiana y entro de reponedora en Mercadona, seguiré siendo coach. Me visualizo dando la chapa a mis compañeros sobre el sentido de la vida mientras acomodo los bricks de tomate frito en la estantería.

El caso es que hay muchas cosas que me interesan. De hecho, jamás me aburro. No entiendo cómo hay personas que se aburren habiendo tanta información a nuestro alcance.

Me encantaría necesitar menos horas de sueño para poder hacer más cosas que me gustan.

Para ser emprendedor digital, como yo lo soy, hay que aprender muchas cosas, muchísimas. Y hacer muchas formaciones y tener mucha práctica.

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Cuando conocí a Pepe Romera

Una de las formaciones que hice para poder llegar a más personas con mis cursos fue la de Pepe Romera, el referente en vídeo marketing en España.

Fui alumna suya hace 3 o 4 años y era muy muy cañera en el grupo de alumnos de Facebook. Tanto que Pepe me ofreció trabajar para él.

Lo rechacé amablemente porque yo quería centrarme en mi proyecto. Aunque me halagó muchísimo su propuesta porque es alguien muy top en el mundo del emprendimiento digital.

El año pasado por estas fechas, me ofreció llevar el acompañamiento de sus clientes premium. “Yolanda, quiero que mis clientes sean felices. Necesito alguien que los acompañe durante todo el proceso y creo que eres la persona indicada”.

Wow, un empresario que quiere que sus clientes sean felices. No podía desaprovechar la oportunidad de trabajar con alguien con esa mentalidad.

Además de hacer de intermediaria entre sus clientes y el equipo, tenía que supervisar las tareas de todos ellos, asegurarme de que se cumplían en plazo, etc.

Como en el coaching: Objetivos, plan de acción, compromiso, revisión de cumplimiento.

Bueno, feliz sería poco. Compaginar mi proyecto propio de coaching con este trabajo para Pepe ha sido como el ying y el yang.

El caso es que fueron pasando los meses y yo estaba super cómoda con el equipo, con Pepe y con lo que hacemos juntos. Su empresa ha crecido este año de una forma inimaginable.

Ya somos 6 personas en su equipo nuclear repartidos por varios países. Y aparte tiene otro equipo “satélite”.

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El salto dentro de su equipo

En febrero me ofreció el puesto de Project Manager Digital.

Traducido sería algo así como “la mano derecha del jefe”. Que él se pueda ir de vacaciones en medio de un lanzamiento y yo esté ahí sosteniéndolo todo.

¡Wow, wow, wow!

Menudo reto. Me requeteencanta.

Para, para, Yolanda.

Pero ¿tú no eres coach? Esto te va a llevar muchas horas y energía, ¿vas a dejar lo tuyo, lo que te apasiona?

Mierda, no.

Esto es como lo de ¿A quién quieres más, a mamá o a papá?

¿Por qué hay que elegir?
¿Por qué tendría que encasillarme como coach?
¿Por qué ser coach habría de impedirme hacer al mismo tiempo algo completamente distinto que también me gusta?

Ahí tuve que trabajar mis propias creencias limitantes. Y cuando empiezas a hacerte preguntas como las anteriores, las creencias que te limitan caen como un castillo de naipes.

¿Qué pensarán mis alumnas y clientas? ¿Debería contarlo o no?

Al final, siempre intento que mi propio aprendizaje sirva de aprendizaje para muchas otras personas, por eso te cuento siempre todo.

Para ser PMD (Project Manager Digital) hay que ser multipotencial porque hay que estar a mil cosas al mismo tiempo. Saber de todo lo que se trabaja y además, tener una visión global de toda la empresa.

Mucho, muchísimo trabajo y responsabilidad.

Apasionante.

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¿Te ves reflejada, eres multipotencial?

Bien, pues este es el mensaje de hoy. Si te apasionan muchas cosas, quizá seas multipotencial.

Y esto es lo mejor de todo, no tienes que elegir una sola. Puedes coger tanto como te sientas capaz de abarcar.

El límite lo pones tú, no tus creencias.