Hace unos días te contaba que estoy enamorada.

Usé deliberadamente la palabra “novio” y te dije que esta nueva relación, después de tanto tiempo, me estaba llevando a trabajar muchos aspectos de mí misma que no había necesitado abordar en estos cuatro años que llevaba sola.

En varias ocasiones he comentado con uno de mis grupos de amigas, que también están divorciadas, que a nuestra edad las personas ya no usan la palabra “novios”.

De hecho, hasta hice una encuesta en un grupo de divorciados preguntando cómo se refieren a su pareja cuando hablan de ella con alguien que no la conoce. Una de las opciones que propuse fue “mi novio/a” pero prácticamente nadie la marcó.

Las opciones más usadas fueron “mi pareja”, “mi chico”, “mi costillo”, “mi contrario”, o “mi churri”.

¿Por qué no “novio”?

En mi opinión, buscamos expresiones más informales y que suponen menos seriedad, intensidad o compromiso en la relación.

Pero ¿no cabría esperar más seriedad y compromiso en una relación a los 50 años que a los 20? ¿Por qué entonces evitamos esa palabra?

Las personas de mi edad que no tienen pareja suelen acumular unas cuantas decepciones amorosas. Evitar el compromiso o el amor es una forma de evitar sufrir de nuevo.

Por eso, usar una expresión más liviana implica un “Si no sale bien, no pasa nada, no era tan importante en mi vida”. Nos ponemos la tirita antes de hacernos la herida.

No pretendo que sea una crítica a las personas que lo hacen. Porque te confieso que me encontraba entre ellas. Al mismo tiempo que reconocía que me gusta la palabra “novio” por lo bonito de todo lo que lleva implícito, nunca la había utilizado después de mi boda y divorcio.

pareja_amor-novio

Aprendiendo de él

Esta es una de las cosas que me ha aportado mi nueva relación… Ay, ¡mi novio! 😉

Él empezó a referirse a mí ante otras personas como “mi novia”. O cuando me compra algo especial para cenar, me dice “Para mi novia, lo mejor”.

Un día le hice notar que me resultaba llamativo que usase ese término y pareció sorprenderle. ¿Y cómo se supone que debería llamarte? –me respondió-. No eres mi amiga. Tenemos una relación y estoy enamorado de ti. Eres mi novia.

Cualquiera le niega una lógica tan aplastante.

Así que, Yolanda, ponte las pilas porque toca ser coherente. Tú que eras la abanderada de usar novio y novia, te toca hacerlo.

Reconociendo mis debilidades

Aún no he necesitado utilizar muchas veces la palabra, ya que casi todo mi entorno conoce su nombre y lo uso para referirme a él. Pero te confieso que cada vez que tengo que usar “novio” me cuesta esfuerzo hacerlo. He de poner atención e intención, porque me resulta más cómodo y fácil decir “mi chico” o “mi pareja”.

Conozco la importancia de los patrones lingüísticos que utilizamos. Y soy consciente de que cada vez que tengo la intención de evitar la palabra “novio” estoy manifestando el miedo a la pérdida.

Cada nueva relación resucita temores del pasado. Sobre todo cuando no has tenido muy buenas experiencias.

Me supone todo un reto apartar las dudas y miedos cada vez que surgen.

pareja_amor-novio

Cómo y cuándo iniciar una nueva relación

Hace un tiempo, hablaba con una amiga sobre su cuñada. Se había divorciado hace apenas unos meses y ya iba a comenzar una nueva convivencia con un hombre que había conocido recientemente.

Mi primera respuesta fue “Guau, ¿tan pronto?”. Pensé que era una alocada. Pero, inmediatamente, recapacité: ¿No sería lo deseable comenzar cada relación como si fuese la primera?

Imagina que pudiésemos pulsar el botón de Reset o recibir un flashazo a lo Men in Black después de oír “Mire aquí fijamente”. ¿No tendríamos relaciones mucho más sanas? ¿Acaso no podríamos volver a enamorarnos sin miedo, sin plazos, sin comparaciones, sin patrones de repetición?

Le di muchas vueltas a este tema y decidí que, si volvía a aparecer un hombre en mi vida que me hiciese creer que merecía la pena intentarlo de nuevo, lo haría así. De cero. Y sin miedo.

Por eso, esta vez no tengo pareja, ni chico. Tengo novio.