Falta poco para que acabe el curso escolar y, haciendo balance del mismo, creo que uno de los mayores logros por mi parte ha sido sobrevivir al grupo Whatsapp de mamás del cole.
Los terribles grupos de Whatsapp del cole
He de decir que me siento afortunada, ya que, siendo madre de dos adolescentes de 13 y 15 años, hasta este curso no me habían propuesto participar en un grupo de Whatsapp de madres del colegio. Sinceramente, no conozco a casi ningún padre del colegio, ni siento el deseo de ser amiga de los padres de los compañeros de mis hijos, solo por el hecho de serlo.
Cuando mis hijos eran pequeños los llevaba en coche al colegio y, desde hace dos años, van juntos andando. Supongo que esto también ha contribuido a mi poca socialización en el colegio. Me refiero a nivel padres, porque con los profesores y orientadores me he reunido con asiduidad y la comunicación ha sido siempre fluida. Os puedo asegurar que en ningún momento he sentido la necesidad de tener un grupo para este fin.
A inicios de este curso, la niña vino diciendo que la tutora nos pedía el móvil para hacer un grupo de Whatsapp. Viniendo de la tutora, me pareció oportuno aceptar. Y así fue como entré a mi primer grupo escolar.

Soy, ya de por sí, bastante reticente a entrar en grupos de este tipo y si me meten en alguno, los abandono en cuanto me es posible. Los pocos en los que estoy, los tengo silenciados. Y sólo en uno de ellos, entro al juego de dar los buenos días, cada mañana, religiosamente. Soy una persona celosa de mi tiempo y esta mensajería es una muy buena herramienta si se sabe usar, pero también supone una importante fuga de tiempo si no la controlamos.
Los usos del grupo
Comenzó el curso con los previsibles mensajes por el grupo del desorden habitual de la vuelta al cole. Asumí la intensa actividad bajo esa justificación. Pero, enseguida, la propia tutora adquirió la costumbre de mandarnos cada día la foto de la pizarra con los deberes que había para ese día, a pesar de que los chicos usan agenda para ese menester.
No era solamente la foto de la pizarra, era la retahíla de preguntas y comentarios de las madres preguntando por detalles de los deberes, fechas de exámenes, calificaciones, material escolar y demás asuntos que son responsabilidad de nuestros hijos y no nuestra. Manifesté que, en ningún caso, me haría cargo de transmitir esa información a mi hija, ni siquiera de cotejarla con su agenda, ya que su responsabilidad es apuntarlo cada día y, con 13 años, son perfectamente capaces de asumirlo. Se hizo un silencio incómodo en el grupo.

Padres al servicio de los hijos
El segundo incidente llegó cuando la tutora nos escribió: «Hace días que les pedí una foto de carnet y aún faltan niños por traerla. Si vosotras me autorizáis, se la hago yo con el móvil, que no me cuesta nada» Las madres autorizaron con agradecimiento, entre comentarios sobre lo despistados que son sus hijos. Yo no daba crédito.
Respondí: «Pilar, sé que lo haces con la mejor intención y te lo agradezco. Como bien dices, a ti no te cuesta nada hacerles una foto con el móvil, pero a ellos tampoco les cuesta nada llevar una foto de carnet y es su responsabilidad. Yo me he esmerado siempre en criar hijos autónomos y responsables y no comparto este modelo educativo. Si mi hija no te ha entregado la foto, me encargaré de que lo haga». Me di cuenta de que me había especializado en lanzar mensajes que caían en el grupo como cargas de profundidad, parando en seco la conversación.
Una de las madres no tardó en increparme, asegurando que era mi obligación comprobar que mi hija apuntase los deberes en la agenda y revisar su mochila para que no se le olvide nada. Añadiendo que, si no me preocupo de esto, no será de extrañar que mi hija suspenda. Le respondí que, con 13 años, esa responsabilidad (y la de aprobar) es de mi hija. Y no mía.
Aún hubo algún comentario irónico «Claro, como a alguna le molesta que la tutora ponga los deberes por aquí…», al que respondí «No, no me molesta. Cada uno educa a sus hijos como cree oportuno. Lo que me molesta es que se me transfiera una responsabilidad que no me pertenece y que me niego a aceptar«.
He de reconocer que el resto del curso transcurrió sin conflictos y que no se volvió a usar el grupo para transmitir los deberes diarios.
Las reglas de los grupos de Whatsapp del cole
Con estas sencillas reglas que te resumo más abajo en una infografía que podrás descargar aquí y compartir en tu grupo de padres del colegio, se evitarían muchos conflictos.
1.- Info sí, chismes no. Comparte sólo la información relativa a la educación escolar de tu hijo y asegúrate antes de que es cierta. No entres en temas personales, no critiques ni difundas chismes. Imagina cómo te sentirías si fueses tú el blanco de las críticas o chismes.
2.- Tu hijo tiene agenda. Utilizarla es su responsabilidad, enséñale el hábito de anotar sus tareas y material que debe llevar a clase. No eres su secretario, cuanta más carga asumas tú, más soltará él. Si ha faltado a clase o ha olvidado apuntar algo, que sea él quien llame a los compañeros y pregunte. Asumir las consecuencias de su despiste le hará poner más atención en el futuro.
3.- No critiques al profesor. Los docentes son las personas que cuidan de nuestros hijos cuando están en el centro escolar. En ese tiempo, los van a formar y también a proteger. No los desvalorices ante los niños u otros padres, los chicos necesitan esa figura referente fuera del hogar. Con críticas sólo conseguimos hacerles perder una autoridad que necesitan para el desarrollo normal de las clases. Si tienes algo que comentarle o solucionar con él, hazlo en privado.
4.- Escribe sólo lo necesario. En un grupo con muchas personas, lo habitual es que al cabo del día haya demasiados mensajes. Responde sólo en caso necesario. Si alguien pregunta si han encontrado la chaqueta de su hijo y no la has visto, no hace falta responder «Yo no». Trata de escribir mensajes más largos para que el número se reduzca. Hay personas que sólo miran su whatsapp al final del día, si el número es muy elevado lo más probable es que los borren sin leer y pueden perder información importante.
5.- Respeta la privacidad. No compartas en el grupo fotos o datos de otros niños o padres. Del mismo modo, no compartas fuera del grupo y sin permiso, fotos de otros niños, aunque aparezca el tuyo.
6.- Usa la netiqueta. La netiqueta son las normas de educación y convivencia en las redes sociales. Y, básicamente, consisten en no decir lo que no dirías delante de la persona que te lee. También se pide no utilizar mayúsculas, que equivalen a gritar, así como ser respetuoso con el tiempo de los demás y los horarios de descanso.

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Me gusta mucho tu filosofía de vida, y sobre todo los argumentos que das para defenderla. Me atrevo a dejar mi opinión y sólo espero que mis palabras no te molesten. Creo, más como docente que cómo madre, que con 13 años tu hija es aún muy niña para considerar que, por sí misma, debe aprender e instaurar un hábito de estudio eficaz que le permita desenvolverse adecuadamente en el ámbito académico. Debes ayudarla y enseñarla desde dónde, cuándo y cómo comenzar la tarea, hasta el orden de áreas que debe seguir, estrategias de autocorrección y demás, y soltar poco a poco, prolongado los tiempos de trabajo en soledad, hasta conseguir que sea autónoma. Si no lo haces, irremediablemente fracasará y creo que es demasiado pronto para tirar la toalla. Así, además, los profes tendrán la excusa perfecta para no empeñarse tanto en el caso de tu niña y centrarse en otros casos en los que la implicación de los padres aporte más garantías de exito. No es fácil atender ratios exageradas e integrar a muchos niños con dificultades sin los apoyos oportunos, y en la criba que muchas veces tenemos que hacer, la niña será candidata perfecta para que «pasen» de ella…»total, si la madre dice que no es cosa suya… mía menos, que la tengo en tanto y en cuanto esté escolarizada aquí». Creo firmemente que casi todo en esta vida es educable, y planificar el trabajo en casa para hacer realidad la prolongación escuela-familia es tarea tuya y sólo tuya (monoparentales que somos con toda su crudeza). Es desesperante, muy caso y al principio poco gratificante, pero necesario en muchos casos en los que, finalmente, se consigue reconducir la situación. Creo que en este priorizas tu comodidad y buscas excusas que autojustifiquen tu desinterés en los estudios de tu hija.
Cristina, no estamos hablando de hacer deberes con ellos o enseñarles técnicas de estudio, que nadie duda que haya que ayudar. Hablamos de la responsabilidad de apuntar sus deberes en la agenda sin necesidad de que la tutora nos mande una foto cada día por Whatsapp para comprobar que los han apuntado. ¿Qué hacíamos antes de existir Whatsapp, llamar todas las madres al cole a preguntar los deberes? Y hablamos también de tener o no que revisarle la mochila cada día para asegurarme de que ha metido los libros de todas las asignaturas que recibe ese día. Para mí, ambas tareas son perfectamente asumibles con 13 años, la verdad.
Son puntos de vista diferentes. Muchas gracias por tu tolerancia y por entenderlo. Me pareces una mujer estupenda, y la verdad me daba miedo expresar mi opinión porque basta con que sea diferente para granjearte enemigos. Y las redes sociales son lo peor para esto. Yo no querría tu enemistad para nada. Sin conocerte, sumas mucho más que gente a quién veo. Gracias.