Este artículo es uno de los que envié el día 1 a los suscriptores de mi boletín. Y, justo cuando lo estaba escribiendo aquí en la web, recibo el mensaje de una persona que está valorando contratar mis servicios y me pregunta cómo me he formado en coaching y si he hecho un cursillo. «Mira, me alegro mucho de que me hagas esa pregunta. Es algo que todos deberíamos hacer antes de contratar a un profesional», le respondo.

Son muchas las personas que ofrecen sus servicios como coach, pero… ¿realmente han recibido la formación necesaria? Si vas a contratarle, no dudes es exigirle su acreditación profesional. Es por eso que he escaneado mi título, formación respaldada por la Universidad Rey Juan Carlos, por ICF (International Coach Federation) y ASESCO (Asociación Española de Coaching), en el que obtuve una calificación de 9’06, es decir, sobresaliente. Que este curso haya sido revisado por estas entidades, garantiza el rigor, calidad y profesionalidad de las personas que hemos cursado estos estudios.

IMG

Durante nuestra formación, compartimos anuncios en el grupo de wathsapp de mis compañeros anuncios que decían «Curso de coaching profesional, 50 euros» y yo no podía evitar la ironía al comentar: «Pero ¿cómo hemos podido ser tan tontos de pagar más de 6.000 euros , estudiar casi un año y hacer prácticas tutorizadas, pudiendo conseguir lo mismo por 50 euros y online?» Como decíamos antes: Nadie da duros a cuatro pesetas.

Bastantes personas me han escrito por privado preguntando dónde he cursado mis estudios y el precio, porque estaban interesadas en formarse en coaching. Cuando me respondían que es muy caro, yo replicaba «No es caro, cuesta mucho dinero, pero yo busqué durante meses y fue la mejor y más completa formación que encontré, con profesores especializados en cada materia, respaldada por varias asociaciones de coaching y por la Universidad, que me dan la tranquilidad de que estoy pagando esa cifra por unos conocimientos que lo valen».

Las personas que se dedican al coaching sin haber recibido la formación necesaria, aparte de engañar a las personas que los contratan, desvirtúan el trabajo de los profesionales. ¿Te dejarías diagnosticar por alguien que dice ser médico pero no has visto su titulación, ni trabaja en un gabinete médico que garantice su profesionalidad?

Desconfía de personas que trabajan por debajo del precio medio de mercado, que te venden algún producto que no sea su propio conocimiento, o que no facilitan datos sobre su formación en sus webs.