Yo digo a diario a mis hijos Te quiero y ellos me responden lo mismo. Recuerdo en una ocasión, cómo mi amigo Óscar, entre risas, calificó esta expresión de ‘americanada’. ¿Hay alguien a quien unos padres amen más que a sus hijos? Sin embargo, declararles nuestro amor es objeto de burla por algunas personas. Este comentario, lejos de enfadarme, me entristeció. Si una madre no le dice a su hijo ‘te quiero’, ¿quién se lo dirá a ese niño?, ¿a quién se lo dirá esa madre?

Todos necesitamos sentirnos queridos. Evidentemente, necesitamos muestras de ese amor con hechos, pero también precisamos escucharlo. La palabra tiene un poder inmenso y puede hacer tanto daño utilizada en modo negativo, como beneficio usada en positivo. Pero, ¿por qué nos hace sentir ridículos expresar nuestro amor? ¿Por qué reservamos el te quiero sólo para nuestra pareja sentimental o para ocasiones especiales? ¿Acaso no hay gente a la que queremos todos los días? ¿No crees que les gustaría oírlo?

Un día, mi amiga Isa me dijo: “Te quiero. Porque tú me has enseñado a decir te quiero a las amigas”. Fue una de las cosas más bonitas que me han dicho jamás.

Yo me ocupo de hacer saber mis sentimientos a la gente que quiero. Los amigos que me sufren en whatsapp ya están acostumbrados a mis frases del tipo: “Hace mucho que no os digo cuanto os quiero y lo importantes que sois para mí”. Lo habitual es que mi mensaje vaya seguido de una cadena de casi todos los participantes diciendo, más o menos, lo mismo. Es como si uno abriese la veda y diese licencia a los demás para expresar su amor.

Amar es el sentimiento más maravilloso que existe y, sin embargo, no lo gritamos a los cuatro vientos cuando lo sentimos. ¿Cómo es posible que tengamos tan oxidado nuestro vocabulario emocional? El positivo, claro. Porque se nos escapa con suma facilidad el “Me pones de los nervios”, “No te aguanto”, o expresiones parecidas. Si te paras a pensar, es probable que a la persona que le dices eso la quieras todos los días. Y, en cambio, por una situación desagradable puntual, no dudas en hacerle saber cómo te sientes.

Es muy habitual, sobre todo entre parejas, que la expresión pierda sentido al usarla de forma reiterada. Decimos  te quiero con un beso al salir de casa, o cerrando una conversación por whatsapp. Y acaba siendo una rutinaria frase hecha, más que una auténtica declaración de sentimientos. Según la prisa y si va por escrito, solemos despacharnos con un icono de corazón o un TQ.

Por un día, cambia la forma de decirlo: Pierde diez segundos más antes de salir de casa. Acerca tu cara a la suya, sonríe, mírale a los ojos y suéltaselo como si fuese la primera vez. Te aseguro que la otra persona se va a estremecer, aunque se lo hayas dicho cada día de los doce años que lleváis juntos. No sólo hay que decir lo que sentimos, hay que poner el corazón en ello. No estamos diciendo a qué precio estaban hoy los tomates en el mercado. Le estamos diciendo a una persona que es parte importante en nuestra vida, que tiene todo nuestro amor. Y que la hemos elegido a ella, de entre el resto del mundo, para recorrer juntos el camino.

A menudo pienso que, si supiese que solo me quedan unas horas de vida, me entristecería mucho no poder hablar con toda la gente que quiero y hacérselo saber. Precisamente por eso, porque no sé cuando me voy a marchar, prefiero asegurarme de que lo sepan siempre. ¿Te imaginas recibir una llamada de una amiga con la que hace tiempo que no quedas? ¿O de un familiar que llevas mucho sin ver, o de tu hermano con el que no te hablas, y que te diga “Te llamo sólo para que sepas que te quiero”?

Si te gustaría recibirla, descuelga el teléfono y sé tú quien empiece a llamar.

Este artículo lo escribí para el diario Zaragoza Buenas Noticias en junio de 2015.
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